17/8/08

EL MES DE LAS ESPIGAS

Y fue creciendo la canción, y las romerías que surgieron tras ella. Los jóvenes se acercaban al Manantial durante el Mes de las Espigas y creían ver la cabeza rubia de Aranmanoth bajo las aguas. Pero no era verdad. Casi nadie pudo verla; tan sólo aquellos que habían amado, o amaban, o estaban deseosos de amar alguna vez en su vida.
Aranmanoth se convirtió con los años en una leyenda. Pero lo cierto es que alguna vez, un muchacho, o una muchacha, lo distingue entre las aguas. Son sólo unos pocos, aquellos que aún viven en el ardiente, cegador y breve -demasiado breve- verano de la vida.

(Ana María Matute/Aranmanoth)

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