Deseaba descubrir un veneno que, al matar, acariciase. Un veneno que hiciera posible acceder a la muerte sin pasar por el dolor. Y sólo lo encontró en la picadura del áspid egipcio, del cual se dice que mata a la víctima a través de un sueño muy dulce, un abatimiento sereno, una voluptuosa somnolencia.
(Terenci Moix, No digas que fue un sueño)
3/11/08
VENENO
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