23/10/08

PECADORES

Al ver a los penitentes, Lucrecia recordó los tiempos en los que ella también se había entregado a los pecados de la carne. Recordó el temor que había sentido por su padre y por su hermano, por la salvación de sus almas. Como tantos otros pecadores, ella también se había bañado en el lago, buscando limpiarse de sus deseos pecaminosos, creyendo que aquellas aguas milagrosas la limpiarían de toda tentación y le brindarían paz y consuelo.

(Mario Puzo, Los Borgia)


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